Las madres nunca tenemos plena conciencia del legado que dejaremos en nuestros hijos.
Por mi madre yo aprendí basicamente a divertirme y a no perder el espiritú lúdico. A cantar aunque no sepa la letra de una canción y la termine inventando.
Juntas descubrimos a Boticelli y los hermosos rostros de sus mujeres; ella siempre estaba leyendo y tratando de aprender cosas relacionadas con el arte. El día que descubrió a este pintor, por unas enciclopedias semanales que vendían en los kioscos de revistas, quedó fascinada. Todavía tengo esa colección y cada vez que veo los cuadros recuerdo sus comentarios relacionados con el amor que el artista debió haber puesto al pintar rostros tan bellos.
Aprendí a cocinar panqueques a los seis años porque eran mi debilidad; me enseño como prepararlos y esta receta clásica puedo hacerla hasta con los ojos cerrados.Intentó siempre transmitirme su amor por los animales hasta los más insignificantes, cosa que no logró con los insectos. Cuando encerró a un puñado de hormigas en una servilleta para que escucharamos como se quejaban (las hormigas en este estado transmiten un sonido extraño) recuerdo que salí corriendo muerta de miedo. Lo mismo que cuando me mostró una araña de cerca para que entendiera que el bicho me tenía más miedo a mí.. Pero sí pude aprender el amor a la naturaleza, a los árboles, las flores, los ciclos vitales..todo se resolvía como un ciclo natural.
En ese ciclo, su vida terminó muy pronto, cuando yo tenía once años. No creo que un ser superior quisiera que esté a su lado o se la "hubiera llevado" porque era demasiado buena. Con el tiempo entendí aquello que el nacer y el morir son extremos que se juntan cuando sabemos que ninguno nos pertenece, que pocas decisiones de nuestra parte pueden interferir en ese momento.
Los que la conocieron mucho, con su buen humor y su solidaridad constante, me recuerdan siempre lo mucho que me parezco a ella a través de los años. Acontecimiento paradójico si lo hay ya que hemos pasado muy poco tiempo juntas y en este momento yo viví más años que ella. Tal vez el tiempo, como hoy lo conocemos, sea lo más relativo de nuestra vida, algo que medimos sin entender que tampoco nos pertenece.
Mi recuerdo en su aniversario es para ella, que sin lágrimas de dolor, cada día me emociona al entender cuanto seguimos unidas...