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domingo, 24 de marzo de 2013

Tristeza de ramos

Mi formación temprana fue católica. Crecí creyendo en un hombre que moría enviado por otro ser superior  para pagar un pecado que yo nunca había sentido. Para redimirme del pecado de nacer.
Mis padres suponían que allí encontraría las respuestas que ellos no podrían darme a los misterios que sucederían a lo largo de la vida y exaltaría en mí el amor al prójimo.
Con el tiempo entendí que ninguno de los dos objetivos podían cumplirse con esa enseñanza impartida desde el autoritarismo y la falta de razones, donde todas las preguntas sin respuestas caían en una enorme bolsa para ser disueltas por el misterio de la fe.
Siempre me pone triste el Domingo de Ramos. Fue una de las últimas actividades que compartí con mi mamá antes de su partida de este universo material. Los olivos, la bendición y la idea de un Dios que nos amparaba del mal circundante son los recuerdos de esa jornada. Su presencia callada prestando atención ante aquello que para mí eran palabras sin contenido pero seguro lo tenían para ella, aferrada a esos palitos con hojas que llevaríamos a casa para garantizar que el manto protector continuaría todo el año.
No me gusta esta fecha. Me hace encontrarme con la parte vacía de la fe, la que no responde, la que no encuentra. 
Ya no podría participar de ese ritual que descreo pero por ser una persona que necesita de la materia, le encargue una ramita a una amiga que siempre concurre a misa.
Y es increíble como un olivo puede significar homenajear el recuerdo de quién pensó que te dejaba lo mejor que tenía.-

viernes, 22 de marzo de 2013

Nidito

Si no sabes para que usar tus alas entonces no me hagas preguntas.
No me interesa hablar de tu vértigo. No podés salir del nido porque te paraliza el miedo al vacío.
Amo las buenas historias de pájaros que muertos en el alma por el terror del salto se arrojaron fuera sin saber como levantar vuelo.
Tu cuento con el relato de lo pequeño y salvaje que se siente el mundo, con todo el sol sobre tu cabeza para fulminarte, no me interesa. Dale las razones al viento y acurrucate en tu lecho.
Doblá cada pluma hasta que se vuelva un mazacote adosado al lomo.
Y tal vez algún día comprendas que alzarse no tenía ningún secreto.
La opción para alcanzar el cielo era utilizar eso que tenías sobre la espalda.

martes, 12 de marzo de 2013

Minotauro

El Minotauro era un monstruo encerrado en un laberinto que se alimentaba de hombres y mujeres que eran enviados como sacrificios.
Así me siento; encerrada entre paredes que se bifurcan en tramos y cuyos caminos me llevan a nuevos callejones sin salida. En el trayecto me alimento de sueños que he tenido, ciertas verdades que sostuve con mi espíritu y proyectos que dejan de existir cuando son engullidos como si la única opción fuera alimentarse de sacrificios.
A veces la verdad es buscada entre laberintos de mentiras que conforman nuestro universo. Espejos que nos devuelven una imagen deformada que aceptamos como cierta.
Pero si nuestro mundo es un engaño eso constituye la primera verdad a la que tendremos acceso.



sábado, 2 de marzo de 2013

Chapoteando sin botas de lluvia

La obviedad nunca es divertida.
Abandono esta alegría por relatar historias imaginarias y exageradas, similar a esos relatos de niños que conversan al final de una fiesta de cumpleaños, para elaborar serias descripciones de lo posible.
Si nos vamos a impregnar con este chaparrón evidente para sentir una o mil gotas de dolor entonces vuelvo a mi condición de adulta.
Eras un compañero de risa y encuentro, de complicidades sin razonamiento y de pronto te compraste el diario de mañana para servir con el desayuno.
La realidad es una ventana grande o minúscula para ver el exterior de nosotros. Yo quisiera disfrutar de correr bajo este aguacero en pleno invierno para cobijarnos en el refugio de lo existente, hacer dibujitos con el dedo indice sobre los vidrios empañados y creer en los próximos recuerdos sin prestar atención a los estrictos pronósticos del tiempo.
Aunque me digas que esto sea una búsqueda con poco sentido...