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viernes, 27 de abril de 2012

Ingenua

Lo entendía. 
Podía elegir olvidarte. Y cuando digo olvidarte me refiero a no traer recuerdos donde no los hay. Escuchar canciones sin que signifiquen algo. Citar algunas frases sin melancolía. Comer alfajores de maicena y no mencionar la anécdota del señor que no quiso que los pagaras.
Es decir narrar la vida y que nuevamente las cosas en si mismas, carezcan de algún significado.


Ahora lo entendía. No era que no podía olvidar; no quería.
Y no lo quiero ahora que lo comprendí como un secreto revelado.
Yo quiero retenerlo en la memoria.
Me gusta cuando hablo con alguien que tiene el color de tu voz porque me vuelve a producir una sonrisa escondida. Quiero acordarme de los sucesos que multiplicaban las sincronías.
Selecciono las escenas que se quieren ir al baúl de los olvidados y las rescato. 
Unos creen en Dios y eso los ayuda a vivir, los sostiene. 
Otros creen en Satanás y con la presencia de su maldad justifican el infierno de sus días.
Yo creo en vos. Injustificadamente. Infantilmente. 
Pero creo.
Y pocas veces podemos desechar aquellas cosas que aceptamos como ciertas.

lunes, 23 de abril de 2012

Promesas de otoño

Un día hay que sacarse las cadenas; las peligrosas que nos atan al pasado y al destino, las demenciales que nos estancan en el futuro. 
Exterminar lo que se ve y lo que se verá.
Y quedarse solo con lo puesto, con el cuerpo desnudo saturado de preguntas que no esperan respuestas.
Porque solamente cuando todo calla, se autoriza la voz interior. Asi sea.

sábado, 14 de abril de 2012

Sin sentido

Siento tu presencia dentro mío y te miro. Te observo con mis ojos sin pupilas, el iris sin color, con un sentido nuevo que no busca ser definido.
Te miro aunque no quieras entenderlo, aunque quieras, más allá de tu voluntad o de la mía. En el recuerdo distorsionado, bajo el amparo de la duda y mis sospechosas certezas, en la reconstrucción de un tornado que no dejó heridos. En la pantalla del futuro sin imagen, sin deseos, con la hoja en blanco limpia de culpas, con el lienzo colorido por pintar.
Ahora te veo con mis ojos nuevos. Y en el efímero pánico de estos días no necesito tu mirada para entenderlo.