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domingo, 26 de abril de 2009



El suspiro se equivocaba de lugar. El firmamento tenía un sistema de torres donde la más alta podía sostener los vuelos, pero la base de aquella escala era tremendamente delicada. Por este motivo debía guardar un perfecto equilibrio; estaba fuera de rango un sutil agregado. Vagabundo en su búsqueda, se sintió tan triste por no ser admitido en ese cielo, que se sentó unos segundos en todas las plazas del mundo. Pensó en esos momentos como sería estar sin hogar, y al no encontrar una salida en semejante estructura, se puso a llorar como si fuera rocío de noche mojando las lilas y las violetas en las macetas. Por eso los días, compadeciendo su destino errante, se complotan para brindarle refugio. Supongo que por eso mi suspiro...

jueves, 16 de abril de 2009

Estaba el malegrífedo en el medio de todo. Cuando levantaba la panocilia lo encontraba aunque no abriera los ojos. Cualquier conversación, se iba torciendo dando la vuelta manzana, para parlotear sobre él. Lo peor de aquella mañana, es que la malencrina era un huevo que no terminaba de definir su destino de pollo o tortilla de espinacas. Y el malegrífedo seguía intacto, siempre en el centro, a la vista de todos pero oculto de la mayoría. De todas formas, no era momento para tomar una decisión apresurada porque en general estas cosas desaparecen sin planificarlo. O no. Y si debía pasar todas las horas teniéndolo en el medio, entonces lo mejor era encontrar la forma de salpirrotear el momento. Y seguir el inpecto. Sentirse inmadura como la malencrina. Y que querés que te diga?...las definiciones siempre me parecieron un bodrio!