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martes, 31 de julio de 2012

Baja a la tierra

Un día podía llegar.
Y ese día llegó.
Otro día me dediqué a soñar.
Pero invertí tiempo en sueños de ocasión desesperados, sueños con garras y ambiciones de propiedad. Y la única posesión que podía tener era mi esperanza.
Entonces enterré el anhelo de verte. Sórdido bajo tierra lo dejé dormir. Me ocasionó angustia dejarlo tan  oscuro y le tiré unas semillas de flores tiernas.
Hoy salió el sol y un colibrí se acercó a aquel plantío ocasional.
Y me dí cuenta que el sueño no había muerto para sepultarlo. Solo necesitaba mutar para transformarse en una utopía fértil.

sábado, 28 de julio de 2012

Diario de viaje

Te necesito.
Compenso esta carencia diaria con la realidad y mi mente se adoctrina casi tanto como una prostituta entrega sus conocimientos al juego del amor.
Te necesito.
Sabiendo que es posible que el recuerdo sea perfeccionado hasta el hartazgo; aún así se siente tibio y satisfecho para ser el mejor entre muchos.
Te necesito.
Con la paciencia de volver a preguntarse mil veces lo mismo, con la necedad de inventar respuestas poco válidas, con la saturación de opciones poco probables.
De todas formas es inapelable. Te necesito.
Juzgada en un tribunal de sabiduría, sentenciando sufrimientos que podrían ser evitables, me condeno por no querer olvidarte. Intento extirpar la pasión, no resulta y la coloco medio maltrecha prometiendo no volver a ejecutar semejante sacrificio.
Es lamentable...pero no me arrepiento.
Te necesito. Nada más.

viernes, 20 de julio de 2012

Soborno

Y me quedé con el alma desnuda.
La observo indefensa sin máscaras ni guiones para jugar. Sin deseos ni preguntas, sin miserias. Pura. Genuina.

Y me quedé con el cuerpo desnudo.
Lo observo alejado de la razón exquisita, con sus carencias y reclamos. Involucrado en un proceso demandante porque detesta conformarse con lo etéreo. 


Desnudo y vacío. Necesitado del contacto tibio de tu cuerpo, hambriento de los besos, desamparado sin tus abrazos,  sediento de un elixir que no puede beber, soborna mis sentidos y el pensamiento
Por qué el mundo tangible está saturado de obstáculos?   
El cuerpo parece un indigente en la puerta de un templo o una cárcel,  jurando por un dios inexistente que no necesita nada mientras su mundo se desvanece.

jueves, 5 de julio de 2012

Casi una plegaria


Confío por esta vez en la imaginación. Por única. Por hoy, por este momento en donde se comienza. En lo que representa el granito de arena que conforma la playa donde me sentaré a ver el mar.

Ahora puedo hacerlo porque creo en aquello que sustituye a la seguridad, creo en lo probable. En los errores, en los aciertos, en la exploración.
Respiro y me dejo llevar por el aire fresco de los recuerdos nuevos. Por el sol tibio de los hallazgos viejos.
Cambio el aire y me entrego. Lo mejor que puede pasar, ya está sucediendo.