Páginas

jueves, 27 de enero de 2011

Pájaros urbanos

En el lugar donde trabajo el frente es absolutamente espejado. Y en la vereda hay unos cuántos árboles que sirven de hogar para unos pájaros perdidos. Cada tanto, uno de estos bichos se estrella contra el vidrio. Vienen volando y desconozco si es por un efecto narcisista o por el reflejo, pero se golpean con una brutalidad demencial. Otra alternativa es que se metan por una ventana abierta y queden revoloteando hasta que encuentren la salida medios asustados. Como ellos, creemos que todo lo que vemos es cierto y que solo volando con energía llegaremos más rápido. Y después del golpe no entendemos que pasó con la ruta señalada. Me he vuelto desconfiada. De los espejos, de los espejismos y de los falsos cielos terrenales o prometidos. De las ventanas abiertas a lugares vacíos. Prefiero dejarme llevar por la corriente que es mansa y te transporta. Y recién arremeter el vuelo cuando vea la cumbre, que por más que esté más lejos, es lo mejor que se puede anhelar.