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martes, 15 de enero de 2013

Egoísmo

No hablemos más de vos, hablemos de mí.
Ya me cansé de ser tu fan.
Hablemos de la vacuidad de llenar las horas con tu ausencia.
Yo te retiro de mis días con la decisión tomada para subsistir de tu falsa imagen, de los castillos torpemente construidos.
Me aburrí de adaptarme, invirtiendo energía en tus relojes egoístas.
No hay culpables ni hay heridos porque ni siquiera hubo una batalla.
No hay casi nada. Porque en el vacío hay contenido.
Te doy las gracias por permitirme ver en vos todo lo que había en mi.
Y espero que puedas cuidar tu luz cuando no tengas quién te alumbre con su linterna.


sábado, 5 de enero de 2013

Noche de Reyes

Mi papá siempre me contaba que cuando él era chico, la celebración más importante era la llegada de los Reyes Magos y hoy puedo comprender sus palabras.
Lejos de existir el gordo Papá Noel que nos lleva a un consumismo impuesto, la noche del 5 de enero contenía un ritual que aún me emociona.
Era imposible poner la energía en dormir pensando que tres personas ingresaban buscando tus zapatos y el insomnio siempre fue un sello en aquella noche. Cada tanto imagino a mi mamá en un largo esfuerzo por no dormirse, inútil por cierto, y despertando a la madrugada con la esperanza que mi hermano y yo finalmente nos hubiéramos rendido  para efectuar ella ese ritual mágico de colocar los regalos, tirar el agua, el pasto de los camellos y dejar alguna otra señal que nos permitiera imaginar la escena. Con regalos más modestos  como algún juego de mesa o del tipo "Uno solo", nos invitaban a utilizar el ingenio porque los Reyes pensaban en obsequios con menos marketing.
Sin embargo mi intelecto infantil, sin encontrar respuestas claras, se debatía en descubrir como podía ser que tres hombres, cargados de regalos y con animales gigantes como son los camellos, podían haber estado en nuestro living.
A veces para dar alguna respuesta final, mi madre intentaba tranquilizarme diciendo que seguramente los animales esperaban afuera...al año siguiente yo tomaba la precaución de dejar el balde y el pasto en el patio porque no quería ser descortés ante tamaño esfuerzo.
Hoy pienso en lo divertido de aquellos momentos y me dan ganas de jugar esta noche con mi parte adulta dejando los zapatos nuevamente.
Me agrada llegar a la conclusión que tres personajes, que se ocupan en obsequiarte con menos presupuesto y más creatividad, puedan ser más sabios. Me gusta imaginar una escena con un intercambio de ideas entre los Reyes sobre que pueda ser más lúdico para esta niña.
Seguramente la respuesta vendrá de mi parte y el esfuerzo por conseguirlo también. Pero en los zapatos intentaré ver con la mejor claridad, como obtener el premio sin perder la magia.
Tal vez la búsqueda de la felicidad sea entender que es posible que tres camellos se puedan sentar en tu living...