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sábado, 1 de marzo de 2008

Muera la muerte

Aunque parezca una historia distorsionada para hacer un cuento esto sucedió realmente el día jueves...
Me desperté a la misma hora de todos los días, 6 de la mañana, sin que nada fuera distinto, sin que hubiera sucedido algo extraño la noche anterior y sin expectativas diferentes para un día que comenzaba. Pero al abrir los ojos tuve la sensación que la muerte estaba cerca de mí. No quise buscarle una razón, psicológica o psiquíca, porque supuse que era un sentimiento provocado por vivir en una gran ciudad donde cualquier accidente callejero te hace dejar de existir. No me preocupé, no entré en pánico, no sufrí, no tuve ganas de llorar ni de angustiarme, solamente sentí que andaba rondando...
Me levanté como todos los días, como cualquier otro preparé unos mates, desperté a mi esposo, lo miré, pensé que era un buen tipo y sus errores eran similares a los de otros seres. Me bañé como todos los días, esperé que se despertara el resto de la familia, programé el almuerzo y la cena. Hice la lista del supermercado y compré lo necesario.
Pero no podía despegarme del sentimiento matutino. Lo palpitaba sin miedo, como esperando una jugada.
Me puse ojotas cuando abrí la heladera, traté de no manipular cosas con electricidad, presté más atención al cruzar la calle y escuché el MP3 más fuerte de lo conveniente. También me reí sin importar el lugar cuando dijeron algo gracioso en mi programa de radio favorito. Estuve en mi taller, pinté con más conciencia del color, disfruté los trazos, limpié los pinceles con cariño. Escuché mi música favorita, gocé de los acordes y canté en la ducha cuando me bañaba. En pocas palabras no hice nada que no hiciera otro día, nada que diferenciaran estas horas de vigilia como especiales. Durante el transcurso de la tarde mi hija me pidió que la acompañara a comprar algunas cosas. Salimos, compramos y volvimos. Cuando estábamos por llegar a casa vimos el coche de una compañía fúnebre estacionado en la puerta de mi casa. Se había muerto mi vecino. El día que la muerte venga a buscarme podré sacarme la duda y preguntarle si aquel jueves le habían pasado mal la dirección o me cambió. Claro que entonces no me va a importar, será solo otra leyenda urbana.

11 comentarios:

Adolfo Calatayu dijo...

Uh,que intenso relato...siempre pienso en cuando llegue la minusa de la guadaña cuál debe ser "la actitud"; qué pregunta loca no?
Pero para mí es importante,como decía el viejo "la Forma es todo",yo preferiría "darle pelea",qué se yo,que me lleve a la mala,para los hombres del siglo 18 para atrás era más fácil la cosa,ahora es un horror,morirse en la cama? qué espanto sin límites.
Amiga,un post de lo más interesante.
Cariños

Anónimo dijo...

Caramba Ada, qué cerquita!Y qué extraña sensación.
Mientras te leía, me venían a la mente frases como "Nadie muere en la víspera" ó "No debemos preocuparnos por la muerte, porque mientras estamos vivos no está presente y cuando llega, ya nos hemos ido", creo que ésta es de Wilde. Pero ninguna me explica tu sensación y la muerte de tu vecino.

Quizás lo único que hoy me "cierra" es que los artistas tienen un vínculo especial con el universo.

Te abrazo muy fuerte!

Anónimo dijo...

Qué fuerte Ada.
Mantené tus sensores entrenados que tendrás una larga vida.
¡Y pasános la fórmula!
Un beso grande,
t

Ada dijo...

Adolfo: el tema de la muerte siempre es tan intenso, hasta nombrarla da "cosita". Yo solo espero que donde me encuentre me dé la opción de despedirme como quiero. Un beso grande

Susana:Que loco, no? Yo creo que el día de la partida está pactado con el de llegada, ni un minuto más o menos. De todas formas ver el cochecito en la puera..uffff, que sustor! Un beso enorme Susana!!

Tinez: Nunca me enganché con estudios paranormales, o cosas por el estilo, pero tengo un sexto sentido muy sensible. Creo que todos lo tenemos, yo sólo le doy permiso de salir a expresarse.Besotes

Mariana dijo...

Y sí, da un poquito de cosa leer este tipo de cosas. Espero que no pienses dedicarte a las cuestiones paranormales nomás. Como solían decír por estos lares: quien se sueña o sueña muerto no hace más que prolongar/se la vida.

Dicen los analistas que es más normal soñar la muerte del padre o de la madre... toda la "ira" contenida... soñar la muerte rondando cerca de uno mismo es medio raro pero está bueno para pensarlo.

Besos

Ada dijo...

Mariana: ni me interesa el mundo paranormal! ya bastante lidiar con éste que de normal no tiene nada, ja,ja. Supongo que es sólo una experiencia, no más que eso! Besotes del mundo visible

MM dijo...

Me encanta tu manera de escribir!!!

Saludos.

Ada dijo...

Todos: que lindo que hayas pasado, y gracias por el cumplido! Saludos

Anónimo dijo...

Aquí en casa, pululan los muertos que vienen a saludar antes de irse, tremendas despedidas, desde las caminatas de mi abuela en la oscuridad, chocando con las sillas, hasta el padre de una amiga, que mientras estaba en el hospital, muriéndose (nosotros no lo sabíamos) pasó por la vereda y nos dijo: "adiós".
Incluso no es difícil que vuelvan, pero ya no tanto.

Ada dijo...

Amalio: yo también tuve algunas despedidas. Como dicen las abuelas..hay que tenerle miedo a los vivos! Saludos vivos

Cecilia Gauna dijo...

Ada
me encantò tu blog, al que ingresè por consejo de Tinez.
Este relato es el tipo de textos que me conmueven
un beso grande
Ceci