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domingo, 7 de abril de 2013

Fuerza natural

Teníamos alas? como eran?
Enormes como las del cóndor o pequeñas como las moscas?
Yo me sentía dueña de unas increíbles, que llegaban a las cumbres más sofocantes, más heladas. Llegar a los picos máximos siempre es cruzar ciertos limites.
Pero como la fábula de Icaro, acercarse a la fuente máxima de vitalidad puede ser peligroso. Los miedos se expanden, las fronteras desatan los nudos de los limites y las plumas caen, una por una hasta quedar hechas solo un recuerdo de lo que pudo haber sido.
Lo sé. Eran demasiado pesadas.
Ahora tengo unas plumas pequeñas sobre el lomo... pero para volar no me alcanzan.
Y cuando llega la noche, todavía dudo si quiero que seas mi compañero de tierra o conservar solo este deseo del vuelo.

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