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miércoles, 13 de abril de 2011

Aberturas

Hay una ventana gigante.
Los brazos no podrían abarcar su dimensión. Para cerrarla deberíamos ir de un extremo a otro realizando la operación.
Hay una ventanita. Chiquita, imperceptible, hay que cuidarla de la corriente de aire para que no se cierre. Imposible pensar en adornarla con cortinados, barrales o moños; su pequeñez no admite adornos.
En cuál de las dos nos sentaríamos para mirar? la opción del ventanal es más tentadora; todo un espectáculo, cualquiera fuera, ante nuestros ojos. El más pequeño es una visión acotada.
Sin embargo, en la mayoría de las veces, es el único elegido. Nos quedamos como parcos ante el mínimo observatorio. Esperando que algo pase nos aburrimos, nos duele el cuerpo de la mala posición y en cuanto nos descuidamos nos quedamos sin luz.
Hay ventanas y hay ventanitas.
Yo quisiera construir una casa que solo tuviera ventanales sin adornar.

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