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domingo, 26 de diciembre de 2010

De pájaros

Todo lo que comienza sabemos debe tener un final, nada escapa de esta regla. Sin embargo nunca podemos aceptar la finitud de las cosas, y así como es difícil darnos cuenta de los comienzos reales, los finales tampoco son previsibles. A veces los sentimos en las entrañas, en ocasiones los suponemos pero otras nos caen como si fuéramos un pájaro asestado por una bala. Con crueldad, sin sentido, de manera salvaje mientras volábamos hacia alguna dirección definida. Y nos quedamos en la tierra, viendo como nuestra sangre se lleva no solo parte de la vida sino también los recuerdos del aire. El instinto nos llevaría a levantar un ala, pero están rotas y desplumadas, y como ese pájaro libre todo comienza a perder sentido real. Mientras nos dormimos en el sueño de dejarnos abandonar sucede que podemos sentir que algo nos cuida. Y nos lleva lentamente bajo sus manos para darnos un pequeño refugio y alimento. No nos toca, no interfiere en nuestra recuperación, pero nos observa para saber si necesitamos algo. Es que todos los pájaros que salimos de las jaulas alguna vez fuímos alcanzados por un mísil. Pero nuestro objetivo siempre es volver a volar algún día y solo vivimos para eso. Aunque nos sepamos acechados es imposible quedarse en tierra. Es que quedarse en tierra amigos, es solo para lombrices y humanos. (Blog dedicado a la espera de tu recuperación)

1 comentario:

Lacando dijo...

Volar es la misión que ocupa la mayor parte de la vida de muchos mortales, sobre todo, mamíferos...

La tierra es solo para lombrices y momentáneamente, para humanos.

Abrazotes!