Páginas

lunes, 17 de marzo de 2008

Historia de cuando era muda

La primera vez que me enamoré tenía seis años. Que nadie venga a decirme que a esa edad no se puede sentir amor porque es mentira y lo sostengo de todas las formas. Él había empezado las clases más tarde que nosotros porque su familia estaba de viaje y llegó un día mucho después de haber comenzado el ciclo lectivo. Recuerdo que el resto de mis compañeros ya lo conocían desde el jardín, yo que lo veía por primera vez, enmudecí de felicidad. En segundo grado ya había logrado captar su atención con mis parloteos y se convirtió en mi compañero de banco hasta el final de la primaria, es decir cinco años mas tarde. Era hermoso y había muchas chicas que morían de amor. Yo sé que nos “gustábamos” muchísimo pero nunca nos dijimos nada. Tampoco supe el por qué. Supongo que estaba todo dicho en cuanto nos mirábamos. Siempre esperaba que un día "se me declarara”, y él bastante tímido en relación a mí, nunca se animó aunque lo intentó un par de veces con algún regalito. Al finalizar el primario pensé que mi idilio terminaría en aquel colegio de barrio, pero no sucedió eso. Tenía otro grupo de amigos pero conservaba la misma euforia cuando él aparecía en las reuniones que hacíamos para los cumpleaños. Yo, siguiendo los consejos de mi padre de buena señorita, me mantuve a la espera de una declaración que nunca se hizo presente. Llegábamos juntos, me acompañaba a casa y nos seguíamos sentando uno al lado del otro en la mesa..pero sin más que eso. Siempre que recuerdo esta historia se me nublan los ojos con alguna lágrima. Por única vez, ya casada y con hijos, al volver de una fiesta quise sacar el tema pero su nerviosismo cortó enseguida lo que podía ser el principio de una charla que quería tener desde hacía muchos años. Entendí que ya era tarde hasta para las palabras. Hoy, aunque a veces lo veo, ya me despegué de aquel sentimiento y puedo agradecerle una cosa.
Nunca más me quedé con las ganas de decirle a una persona cuanto la amaba. A costa de superar escenas donde la ridiculez reinaba...

15 comentarios:

Mariana dijo...

Yo tenía mi compañero de juegos al frente de mi casa, Juanjo se llamaba. Teníamos un árbol que habíamos plantado juntos y nos gustaba trepar los portones de nuestras casas para encontrarnos en mitad de la calle. Se fue a Bs.As. cuando teníamos 4 años, nos vimos 8 años después y apenas nos reconocimos porque nos lo indicaron...
Ay cuánta nostalgia, qué bonito tener siempre presentes esos recuerdos.

Y sí... no hay que dejar de escapar las oportunidades para hacerles saber a las personas que queremos nuestro afecto hacia ellas.

Besos

Adolfo Calatayu dijo...

Que uno se puede enamorar a los 6 añitos es la más pura verdad.
Y también es cierto que existe un momento para cada cosa. Esto me recuerda algo,cuando el teatro era el teatro en la antigua Grecia y cumplía una función social,"colectiva" sería la palabra además de catárquica,durante la representación (no importaba que fuese un drama o una comedia),nadie sabía cuando,aparecía una hermosa mujer con un cabello muy largo,que cruzaba rauda de una punta a la otra del escenario;entiendo que quien la tomase del pelo se hacía acreedor de un premio que ignoro qué era. Ahora bien,que ocurría? si esta piba se había alejado 2 pasos,sólo 2 pasitos de quien quisiera agarrarla no podía ya que de la mitad de la cabeza hacia atrás era pelada !!! Ella sí que podía gritar "aprovechá gaviota que no te verás en otra !!!"
En fin,la dama en cuestión representaba para los griegos La Oportunidad (así,con mayúsculas),de modo que la lección es muy evidente.
Es lo que mi ídolo Castaneda denomina "el centímetro cúbico de suerte",hay que aferrarlo en el momento exacto,preciso,ya que cuando pasó estamos al horno.
Su foto,joven es muy muy bonita...con respecto a lo que "dijo hoy",por favor,nunca deje de escribir.
Un superbeso,tomá,te maté jajajaja
Cariños

Ada dijo...

Mariana: todos tenemos un recuerdo de este estilo, que lindo que hayas compartido el tuyo en mi espacio. Saludos pero sin nostalgia.

Adolfo: siempre enseñando alguna cosita nueva, que bueno!. Vió la cara de susto que tenía en esa foto? es la individual de primer grado, no era muy amiga de la fotografía..Y no sea salamero, escribiré pero solo como catársis. Asi me gusta, siga en la onda de besos extra large!! Besotones sin pisotones

Adolfo Calatayu dijo...

Siii,tipo "qué chucho Manucho"...
cariños

Nicolás Lucca dijo...

Yo a los 6 años me enamore de un chica Cordobesa en un camping.

Cuando se fue le pedi el numero de telefono.

No terminaba más de anotarlo, y eso que tenían 2 numeros menos que ahora!

La cuestión es que nunca más la volví a ver.

Pero bueno, a esa edad uno se enamora y como!

Cecilia Gauna dijo...

ah!que hermoso relato y que sabia tu conclusion final
te dejo un beso con mucho amor
ceci

Ada dijo...

Bruno: ya pedía te a los seis años? que tipo capo! Le mando un besote

Ceci: Que lindo comentario! yo también te mando un beso enorme

Anónimo dijo...

Vaya que son dolorosos ciertos aprendizajes...

Eso de que ya no es tiempo de palabras lo vivo todavía, cuando me encuentro con alguien que me provocó muchas cosas fuertes pero nunca aproveché las oportunidades para decirselo, y el tiempo pasó...

Hermosa foto, además de que sitúa la historia con una preciosa ambientación.

...

Muerte a la verificación de palabra.

Anónimo dijo...

Adita, (perdón por la confianza pero la foto me enterneció)
Nadie te va a decir que que a esa edad no nos enamoramos porque a todos no pasó.
Yo me enamoré de mi maestra Lía que tuve dos años seguidos, en primero inferior y primero superior (¡así de viejo soy!)
Le escribí de grande una canción, un bolero, y hace poco más de un año internet mediante pude encontrarla y contárselo.
Coincido: no hay que quedarse con las ganas de decir te amo. Decirlo es tan hermoso como escucharlo.
Un beso grande

Ada dijo...

Amalio: quedarse con algo por decir es un sentimiento tan inquietante, por decirlo de alguna forma, nunca se termina de acomodar en un lugar..téngalo en cuenta para la próxima y siempre lo que suceda va a ser mejor. Saludos con certezas.

Tinez: que tierno..pensé que esas historias de maestras eran solo una leyenda inventada por las maestras de primer grado,ja,ja. Me encantaría saber que dijo su seño cuando se enteró! si hasta le hizó una canción, no quiero imaginarme cuando de grande lo flechó Cupido! Muchos besos sorprendidos

Anónimo dijo...

Ada, ¿querés saber? te transcribo parte de su mail.
Lia dijo:
Te diré que el motivo por el cual te acordaste de mí me llenó de ternura, pues es de librito que los alumnos se enamoren de su maestra,
¡Te felicito! por las estrofas que has podido escribir, además de ser escritor, también haces música.....mucha sensibilidad a flor de piel ¡Qué bueno!


Le decía en mi canción:

Supe que lo sabías aunque no te lo conté
que preparada estabas, no era tu primera vez...
Si cuando me llamabas me quedaba sin hablar
hay que ver lo que hace el amor a cierta edad...


Historias de amor. Perdón por abusar de tu post, pero preguntaste y respondo. Y de grande...alguna cosa hice, como seguramente todos hemos hecho cuando nos llegó ese momento.
Gracias por disparar estos recuerdos
Muchos besos complacidos

Adolfo Calatayu dijo...

No se lo digo por "salamero",ni siquiera por zalamero jajajajajajajajajajajajaja,lo menciono porque es la verdad sin atenuantes y porque recuerdo lo que dijo Hopenhayn; "Escribir es un fracaso casi seguro. Dejar de
escribir es un fracaso seguro."
Un abrazo de oso

Ada dijo...

Tinez: como voy a pensar que está abusando de mi post??? por supuesto que como buena curiosa quería saber que había pasado. Ahora que ya soy grande me animo a pedir las cosas! Y me encanta que me haya respondido..si no es para intercambiar ideas, para que sirve un blog? o por lo menos éste! Besotes agradecidos

Adolfo: ja,ja,ja,ja..estos son los momentos donde odio la comunicación escrita porque ya mismo lo llamaría por te. Tengo una tara con esa palabra; cuando era chica siempre me imaginé frente al adjetivo un salamín, picado fino para ser más exacta, y como escribo rápido para aprovechar el tiempo, por supuesto ni me dí cuenta que una vez más estaba mal escrito. Creo que en el epitafío de mi tumba voy a escribir "no sean salames, sean salameros y dejen unas flores" ja,ja. Gracias por tomarlo con humor, que es la única forma de tratar en serio las cosas! Besotes con una picadita, así cerramos como corresponde!

Anónimo dijo...

¡¡¡Hermosa su historia doña!!!
Jamás debemos quedarnos con las ganas de decir lo que sentimos por otra persona, ¡¡el miedo al ridículo es una estupidez!!!

Cuántos enamorados no habrán logrado estar juntos por el bendito miedo al ridículo ¡¡¡o por suponer que serán rechazados!!!

No sea sonsa, en cuanto pueda, fijesé de decirle lo que sintió... total, siendo adulta ya puede pilotear la situación de otra manera ¿no?...

Saludotes grandes ¡¡¡y llenos de mi candor!!!

PD: ¡¡he regresado a la vida cibernética!! pepepepepeeeee!!!

Ada dijo...

Cando!!! has vuelto para refutar eso de..segundas partes no son buenas..pero que pavadez! Besotes y que alegrón!