Páginas

viernes, 4 de enero de 2008

Clasificados

Donde quedan los tiempos de la espera? En la memoria? Es demasiado limitada para guardarlos En el recuerdo? es tan sensible de ser cambiado, tan inestable... En los relojes que quedan sin batería? En las sesiones de terapia? En los viejos almanaques que tiramos al tacho de la basura por inútiles? Si Ud. encuentra mis tiempos de espera en algún lugar de su casa o dentro de estos objetos, no me los devuelva. Si le son útiles para hacerle compañia guárdelos en un lugar al reparo del sol. Son muy fieles y lo acompañaran todo el rato que los necesite. Si por el contrario le incomodan por su testarudez entonces échelos inmediatamente sin ningún remordimiento, ya encontrarán un objeto donde anidarse. Pero no me los remita bajo ninguna forma. Pero solo por ahora... Cuando los necesite yo saldré a buscarlos antes que ellos me encuentren primero y no sepa donde guardarlos.

1 comentario:

Mariana dijo...

de esos malditos tiempos de espera hay que deshacerse de una buena vez y no para volver a buscarlo, aunque, pensándolo mejor, seguramente sean como la energía: no desaparecen sino que se transforman, a hacer algo útil con ellos pues.