Todos recordamos el cuento de Juan sin Miedo; un individuo que lo único que deseaba era sentir temor. No me acuerdo como comenzaba ni terminaba la historia, mi memoria solo conserva el personaje y su búsqueda por la carencia.
Hoy en día ser un "Juan" equivaldría a ser un suicida. Nuestra vida, con tantas cosas para recalcular, hace que la memoria funcione como un GPS y el mejor camino debería ser temer a lo desconocido, como bien aprendimos en algún lugar.
También a lo conocido que suponemos inmanejable.
Y al paso del tiempo mal utilizado.
Sentir pánico del sufrimiento a repetición y mantenernos lejos de las causas y consecuencias.
Esto mismo dijo alguno se llama experiencia.
Para mí, es sentir que volveríamos a comportarnos a repetición porque el hombre parecería ser un animal de costumbre.
Como ya dije no me acuerdo si el muchacho consiguió eso que él consideraba una virtud, si le fue útil o no pudo soportarlo.
El miedo no es un sentimiento fácil de llevar, nos mantiene vivos y a salvo mientras nos anestesia lentamente las ganas de ser otros.
Casi nada...casi todo.
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