Siento tu presencia dentro mío y te miro. Te observo con mis ojos sin pupilas, el iris sin color, con un sentido nuevo que no busca ser definido.
Te miro aunque no quieras entenderlo, aunque quieras, más allá de tu voluntad o de la mía. En el recuerdo distorsionado, bajo el amparo de la duda y mis sospechosas certezas, en la reconstrucción de un tornado que no dejó heridos. En la pantalla del futuro sin imagen, sin deseos, con la hoja en blanco limpia de culpas, con el lienzo colorido por pintar.
Ahora te veo con mis ojos nuevos. Y en el efímero pánico de estos días no necesito tu mirada para entenderlo.
Te miro aunque no quieras entenderlo, aunque quieras, más allá de tu voluntad o de la mía. En el recuerdo distorsionado, bajo el amparo de la duda y mis sospechosas certezas, en la reconstrucción de un tornado que no dejó heridos. En la pantalla del futuro sin imagen, sin deseos, con la hoja en blanco limpia de culpas, con el lienzo colorido por pintar.
Ahora te veo con mis ojos nuevos. Y en el efímero pánico de estos días no necesito tu mirada para entenderlo.
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